Fue emperador del Imperio romano de Oriente desde el 1 de
agosto de 527, hasta su muerte. Durante su reinado buscó revivir la antigua
grandeza del Imperio romanoclásico, reconquistando gran parte de los
territorios perdidos del Imperio romano de Occidente.
Considerado una de las personalidades más importantes de la antigüedad
tardía y el último emperador que usaba latín como lengua materna,1 el gobierno
de Justiniano marca un hito en la historia del Imperio romano de Oriente. El
impacto de su administración se extendió más allá de las fronteras de su tiempo
y de sus dominios. Su reinado está marcado por el ambicioso, aunque parcial,
renovatio imperii romanorum, o "restauración del imperio".
Debido a sus políticas de restauración del imperio, Justiniano en
ocasiones ha recibido el apelativo de "último de los romanos" por la
historiografía moderna. Esta ambición se plasmó en la recuperación de parte de
los territorios del antiguo Imperio romano de Occidente. Su general Belisario
consiguió una rápida conquista del reino de los vándalos del norte de África, y
más tarde el propio Belisario, junto con Narsés y otros generales, conquistaron
el reino Ostrogodo de Italia, restaurando tras más de medio siglo de control
bárbaro los territorios de Dalmacia, Sicilia y la península itálica, incluyendo
la ciudad de Roma, en el territorio del imperio.
Por su parte, el prefecto del pretorio Liberio reclamó gran parte del
sur de la península ibérica, estableciendo la provincia de Spania. Estas
campañas restablecieron el control del imperio sobre el occidente mediterráneo,
incrementando los ingresos anuales en más de un millón de sólidos al año.4
Durante su reinado, Justiniano también conquistó a los Tzani, un pueblo de la
costa este del Mar Negro que nunca antes habían estado bajo control romano.
Otro de sus más impresionantes legados fue la compilación uniforme del
derecho romano en la obra del Corpus Iuris Civilis, que todavía es la base del
derecho civil de muchos estados modernos. Esta obra fue realizada en su mayor
parte por el cuestorTriboniano. Su reinado también marcó un punto álgido en la
cultura bizantina, y su programa de construcción dio como frutos obras de arte
tales como la iglesia de Santa Sofía, que sería el centro de la Iglesia
ortodoxa durante muchos siglos.
Sin embargo, una epidemia devastadora conocida como la Plaga de
Justiniano a comienzos de la década de los años 540 marcó el final de una época
de esplendor. Se cree que fue un brote de peste negra, aunque no se sabe a
ciencia cierta. El imperio entraría en un periodo de pérdida de territorio que
no sería revertido hasta el siglo IX.
El cronista Procopio de Cesarea constituye la principal fuente primaria
de la historia del reinado de Justiniano. El cronista en idioma siríaco, Juan
de Éfeso, escribió también una crónica sobre la época que no ha perdurado, pero
que es utilizada como fuente por cronistas posteriores, y que añade muchos
detalles de valor histórico. Ambos historiadores terminaron mostrando mucho
rencor contra Justiniano y contra su emperatriz, Teodora.6 Otras fuentes
incluyen las historias de Agatías, Menandro Protector, Juan Malalas, el
Chronicon Paschale, y las crónicas de Marcelino Comes y de Víctor de Tunnuna.
La Iglesia ortodoxa lo venera como santo el día 14 de noviembre, y
también es venerado por algunos grupos luteranos en la misma fecha. Antigua ciudad de Tauresio, ciudad de nacimiento de Justiniano I, en la
actual Macedonia del Norte.
Justiniano nació en una pequeña aldea llamada Tauresio, alrededor del
año 482.9 Su familia, de origen humilde y de lengua latina, se cree que pudo
ser de orígenes tracios o ilíricos.
El cognomen iustinianus (Justiniano) lo tomó tras ser adoptado por su
tío Justino. Durante su reinado fundó Justiniana Prima una ciudad cercana a
su lugar de nacimiento y que actualmente se encuentra en el sudeste de
Serbia.
Su madre, Vigilantia, era la hermana de Justino. Justino formó parte de
la guardia imperial (los Excubitores) antes de ser nombrado emperador en el año
518,17 adoptó a Justiniano y lo llevó con él a Constantinopla, asegurando que
recibiese una buena educación.17 Justiniano siguió así el currículo educativo
habitual, centrándose en la jurisprudencia, teología e historia.17 Justiniano
sirvió durante algún tiempo con los Excubitores, pero los detalles de esta
época temprana se desconocen.17 El cronista Juan Malalas, contemporáneo de
Justiniano, describe su apariencia indicando que era de baja estatura, de pelo
rizado, cara redondeada y atractivo. Otro cronista contemporáneo, Procopio,
compara su apariencia con la del emperador tiránico Domiciano, aunque en este
caso es probable que se trate de una calumnia.18
Avanzó en su carrera militar con gran rapidez, y se abría ante él un
gran futuro cuando en 518 el emperador Anastasio I falleció. Justino fue
proclamado nuevo emperador, con una significativa ayuda de Justiniano.17
Durante el reinado de Justino (518-527), Justiniano fue el confidente más
cercano al emperador. Justiniano mostró mucha ambición, y se cree que funcionó
como virtual regente mucho antes de que Justino lo nombrara coemperador el 1 de
abril de 527, aunque no existen evidencias que constaten a ciencia cierta esta
opinión.19 Cuando Justino comenzó a mostrar síntomas de senilidad a finales de
su reinado, Justiniano se convirtió en el gobernante de facto.17 Justiniano fue
nombrado cónsul en 521, y más tarde comandante en jefe del ejército de
oriente.1720 A la muerte de Justino I, el 1 de agosto de 527, Justiniano se
convertiría en el único soberano del imperio.17
Como gobernante, Justiniano demostró gran energía. Era conocido como
«el emperador que nunca duerme», debido a sus hábitos de trabajo. En cualquier
caso, parece que era una persona amigable y cercana.21 La familia de Justiniano
procedía de un entorno provincial y no muy elevado, y por ese motivo no basaba
su poder en la aristocracia tradicional de Constantinopla. En su lugar,
Justiniano se rodeó de personas de extraordinario talento, a los que elegía no
tanto por su origen aristocrático sino por méritos propios.
Alrededor del año 525 contrajo matrimonio con su amante, la emperatriz
Teodora, una ex actriz y cortesana veinte años más joven que él. Justiniano no
habría podido casarse con ella debido a la diferencia de clases, pero su tío
Justino I promulgó una ley permitiendo el matrimonio entre distintas clases
sociales.2223 Teodora se volvería una figura muy influyente en la política
imperial, y emperadores posteriores seguirían el precedente creado por
Justiniano para casarse con mujeres no pertenecientes a la aristocracia. El
matrimonio causó gran escándalo, pero Teodora demostró ser una persona muy
inteligente, prudente y buena juzgando a las personas, convirtiéndose en el
principal apoyo de su marido. Otros individuos de gran talento al servicio de
Justiniano fueron Triboniano, su asesor legal, Pedro el Patricio, diplomático y
cabeza de la burocracia de palacio, sus ministros de finanzas Juan de Capadocia
y Pedro Barsime, que lograron recaudar impuestos con gran eficiencia,
financiando los proyectos y guerras de Justiniano, y finalmente grandes
generales como Belisario o Narsés.
El gobierno de Justiniano no estuvo exento de oposición. A comienzos de
su reinado estuvo a punto de perder el trono por culpa de los disturbios de
Niká, y se descubrió una conspiración contra su vida instigada por hombres de
negocio insatisfechos con su gobierno avanzado y su reinado, en el año 562.24
La segunda mitad de su reinado se vio ensombrecida por la epidemia de
peste que se hizo virulenta a partir del año 542. El propio Justiniano cayó
enfermo a comienzos de esa década, pero se recuperó. Teodora murió en 548,
puede que de cáncer,25 a una edad relativamente joven y Justiniano la
sobrevivió casi veinte años. Justiniano, que siempre había mostrado gran
interés por las discusiones teológicas y que había participado activamente en
debates sobre la doctrina cristiana,26 se hizo todavía más devoto durante los
últimos años de su vida. Murió el 14 de noviembre de 5659 sin descendencia. Lo
sucedió en el trono Justino II, hijo de su hermana Vigilantia y casado con
Sofía, la sobrina de la emperatriz Teodora. El cuerpo de Justiniano fue
enterrado en un mausoleo en la Iglesia de los Santos Apóstoles.
Su reinado tendría un gran impacto en la historia mundial, dando lugar
a una nueva era en la historia del Imperio bizantino y de la Iglesia ortodoxa.
Fue el último emperador que intentó recuperar los territorios que poseyó el
Imperio romano en tiempos de Teodosio I, y con este fin puso en marcha grandes
campañas militares. También desarrolló una colosal actividad constructiva,
emulando la de los grandes emperadores romanos del pasado.
Disturbios de Niká
Las políticas y las elecciones de Justiniano, y en especial su opción
de utilizar consejeros eficientes aunque impopulares, por poco le cuestan el
trono a comienzos de su reinado. En enero de 532, las facciones de las carreras
de carros en Constantinopla, que normalmente se encontraban divididas y
enfrentadas entre ellas, se unieron en una revuelta contra Justiniano que
recibió el nombre de los disturbios de Niká, por el grito de guerra que
utilizaban los rebeldes (niká, que significa ‘victoria’). Obligaron a
Justiniano a despedir a Triboniano y a otros dos de sus ministros, y luego
intentaron derrocar al propio Justiniano para reemplazarlo por el senador
Hipacio, sobrino del anterior emperador Anastasio I. Mientras que las
multitudes provocaban revueltas en las calles, Justiniano llegó incluso a
valorar la posibilidad de escapar de la ciudad, pero permaneció en ella
alentado por las palabras de su esposa Teodora que, según Procopio, alegaba
preferir la muerte a perder la dignidad imperial. A lo largo de los siguientes
dos días, ordenó una brutal supresión de las revueltas por sus generales
Belisario y Mundus. Procopio relata que en el hipódromo murieron 30 00027
ciudadanos desarmados. Ante la insistencia de Teodora, y aparentemente contra
su criterio inicial,28 los sobrinos de Anastasio también fueron ejecutados. La destrucción que se propagó por la ciudad de Constantinopla durante
las revueltas fue muy elevada. Sin embargo, le permitió a Justiniano la
oportunidad de crear un conjunto de espléndidos nuevos edificios, y en especial
la admirada iglesia de Santa Sofía.
Actividad militar y campañas de Belisario
Uno de los logros más espectaculares del reinado de Justiniano fue la
recuperación de grandes territorios del Mediterráneo occidental, que habían ido
desapareciendo del control imperial a lo largo del siglo V.30 Como emperador
cristiano romano, Justiniano consideraba que era su deber divino restaurar el
Imperio romano a sus antiguas fronteras. Aunque nunca participaría
personalmente en las campañas militares, presumió de sus victorias en los
prefacios de sus leyes e hizo que fueran conmemoradas en las obras artísticas
de su reinado. Las reconquistas fueron llevadas a cabo principalmente por su
general Belisario. La ideología de la Recuperatio Imperii es una formulación que responde
a los sentimientos extendidos entre amplias capas de la población de la Pars
Occidentalis (sobre todo entre el elemento senatorial urbano y sectores
vinculados con la administración) y en parte del gobierno del Imperio de
Oriente, que intelectualmente juega con la continuidad imperial en Occidente;
de hecho, el sentimiento de romanitas se encuentra —en el siglo VI— ampliamente
extendido por todo el Imperio y es correspondido por la ideología oficial del
gobierno imperial —según la cual éste no se hundió en Occidente sino que los
bárbaros gobiernan allí en nombre del emperador de Oriente— y por parte de la
intelligentsia de Constantinopla (por ejemplo, es el caso del escritor Juan
Lido, contemporáneo de Justiniano). Estos sentimientos son aprovechados por la
administración justiniana para realizar, precisamente, una política en
consonancia con ellos (fuese sincera o interesada). Justiniano era el rey de
todo, por así llamarlo; era el mayor responsable tanto militar como religioso.
Guerra contra el Imperio sasánida (527-532)
Justiniano heredó de su tío una serie de hostilidades en curso entre el
Imperio bizantino y el Imperio sasánida.33 En 530, el imperio bizantino logró
derrotar a un ejército persa en la batalla de Dara, aunque al año siguiente las
fuerzas romanas comandadas por Balisario fueron derrotadas en la batalla de
Calinico. A la muerte del rey Kavad I, en septiembre de 531, Justiniano
concluyó un tratado de paz de duración indefinida conocido como la Paz Eterna con su sucesor, Cosroes I(532),que finalmente sería roto por el rey persa en la
primavera del año 540.
Campañas contra el reino vándalo (533-534)
Imagen de Justiniano en edad avanzada; mosaico en la basílica de San
Apolinar Nuovo, en Rávena(posible retrato modificado de Teodorico el Grande. En mayo de 530, el monarca probizantino Hilderico fue depuesto por su
primo Gelimer aduciendo que su falta de personalidad habían llevado a los
vándalos a ser derrotados por las tribus moras. Las protestas de Justiniano
para que Hilderico pudiera regresar a Constantinopla no fueron escuchadas, por
lo que preparó con cuidado una campaña que debía combinar eficacia militar y
sobriedad de costes. Juan de Capadocia, responsable de las finanzas del Imperio
y opuesto a la guerra, accedió al final a llevar los gastos de la campaña de
una forma rígida. Belisario, el general más brillante de Oriente fue el
encargado de llevar las armas.
La decisión de atacar el reino vándalo coincidió con la aparición en
éste de una serie de debilidades. La simbiosis entre invasores e invadidos no
llegó nunca a consolidarse, lo cual generó hostilidades con los últimos. El
miedo a revueltas internas había conducido a la desfortificación de los núcleos
urbanos por miedo a que acogieran revueltas. A su vez un general godo que regía
Cerdeña en nombre del monarca de Cartago, pretendió con ayuda militar oriental
gobernar de forma independiente, pero fue detenido por Gelimer, antes de que
dicha ayuda llegara.
La flota oriental, compuesta por 92 dromones que escoltaban 500
transportes, abandonó los puertos de Constantinopla a mediados de junio de 533
y, vía Sicilia alcanzó las costas africanas al cabo de tres meses,
desembarcando en la ciudad de Caput Vada, en la actual Túnez, con un ejército
de unos 15 000 hombres, más un número indeterminado de tropas auxiliares
bárbaras. Belisario encontró escasa resistencia, y venció a los vándalos, que
habían sido tomados completamente por sorpresa, en la batalla de Ad Decimum, el
14 de septiembre de 533. Más tarde volvería a derrotarles en la batalla de
Tricamerón, en diciembre, tras la cual Belisario tomó la ciudad de Cartago.
Gelimer, temeroso de que entronizaran al depuesto rey, había ejecutado a
Hilderico antes de la caída de Cartago y huyó a los rebordes montañosos en el
monte Pappua, en Numidia. Finalmente optó por entregarse a finales de marzo de
534. Belisario lo condujo hasta Constantinopla, donde el general fue recibido
con grandes honores y hasta con la celebración de un triunfo romano, ceremonia
que durante siglos había estado reservada al emperador. La provincia fue
anexionada al Imperio. Las islas de Cerdeña, Córcega, las islas Baleares, y la
fortaleza de Ceuta, cerca del estrecho de Gibraltar, también pasaron al control
bizantino en la misma campaña.35
Se creó una prefectura africana, centrada en Cartago, en abril del año
534,36 aunque se encontraría cerca del colapso durante los siguientes 15 años,
envuelta en guerras contra los moros y motines militares. El área no sería
pacificada completamente hasta el año 548,37 aunque permanecería pacificada a
partir de ese momento durante mucho tiempo, llegando a disfrutar de cierta
prosperidad. La recuperación de la provincia de África costó al imperio
alrededor de 100 000 libras de oro.38
Campañas contra el reino ostrogodo, primera fase (535-540)
Al igual que ocurrió en África, los problemas dinásticos en el reino
ostrogodo de Italia supusieron una oportunidad para la intervención militar del
imperio bizantino. A la muerte de Teodorico el Grande el control de la política
ostrogoda cayó en manos de su hija Amalasunta, la cual ejerció el poder en
nombre del rey niño Atalarico, hasta que éste falleció el 2 de octubre de 534.
La regencia se caracterizó por un viraje político hacia Oriente, generando una fuerte
oposición interna. La pronta desaparición de su hijo forzó a la regente a la
búsqueda de un monarca formal, tras el que seguir moviendo los hilos del
gobierno. El elegido fue Teodato, con el que contrajo matrimonio a fines de
534. Sin embargo, Teodato hizo prisionera a la reina, encerrándola en una
residencia en la isla Martana, en el lago Bolsena, en donde la hizo asesinar en
535, posiblemente a instigación de Teodora que buscaba un casus belli para la
intervención de Justiniano.
Ese mismo año Justiniano daría dos golpes de mano que le permitieron
tomar Sicilia, al mando de Belisario y Dalmacia, por Ilírico Mundo. Teodato
recurrió a una embajada papal, pero se envió una embajada Imperial paralela al
propio monarca ostrogodo para establecer un acuerdo secreto de cesión de Italia
al imperio. Los diversos contratiempos que atravesaba el Imperio en ese
momento, como la revuelta de África y la recuperación de territorios por
germanos en Dalmacia indujeron a Teodato a romper el compromiso y a hacer
frente a los ejércitos de Justiniano. Justiniano reorganizó la jerarquía
militar para poder poner al frente de las campañas italianas a Belisario ya que
Mundo había fallecido en la ofensiva de Dalmacia. En su lugar se puso a
Constantiniano, que recuperó la ofensiva en Dalmacia, reocupando Salona y
expulsando a los ostrogodos de la región.
Belisario invadió Sicilia ese mismo año al mando de 7500 hombres y
avanzó dentro de Italia, saqueando Nápoles y capturando la ciudad de Roma el 9
de diciembre de 536. Para entonces, Teodato había sido depuesto por su
ejército, que eligió al rey Vitiges, comandante de su guardia personal, en su
lugar. Este reunió un gran ejército y asedió Roma entre febrero de 537 y marzo
de 538, pero fue incapaz de volver a tomar la ciudad.
Justiniano envió a otro general a Italia, Narsés, pero las tensiones
entre Narsés y Belisario dañaron el progreso de la campaña. Milán fue tomada,
pero pronto fue recapturada y arrasada por los ostrogodos. Justiniano hizo
volver a Narsés en 539, y para entonces la situación militar se había vuelto de
nuevo en favor de los bizantinos, y en 540 Belisario alcanzó la capital
ostrogoda de Rávena. Ahí recibió el ofrecimiento de los ostrogodos de ser
proclamado emperador romano de occidente al mismo tiempo que llegaban al lugar
enviados de Justiniano para negociar una paz que situaría la región al norte
del río Po en control de los godos. Belisario fingió aceptar la oferta y entró
en la ciudad en mayo de 540, para reclamarla en ese momento para el imperio. Entonces fue llamado de vuelta a Constantinopla, en donde acudió con Vitiges y
su mujer Matasunta como cautivos.
Guerra con el Imperio sasánida (540-562)
Belisario había sido llamado de vuelta a Constantinopla a la vista de
una vuelta a las hostilidades con el Imperio sasánida. Tras una revuelta contra
el imperio en Armenia a finales de la década de los años 530, y posiblemente
motivada por las súplicas de los embajadores ostrogodos, el rey Cosroes I
rompió la "Paz Eterna" e invadió el territorio romano en la primavera
de 540. Primero saqueó Aleppo y luego Antioquía (en dónde permitió a la
guarnición de 6000 hombres abandonar la ciudad), asedió Daras, y después se
dirigió a atacar al pequeño, pero estratégicamente significativo reino de
Lázica, cerca del mar Negro, obteniendo tributos de las ciudades que iba
dejando atrás. Obligó a Justiniano a pagar 5000 libras de oro, más 500 libras
anuales adicionales.
Belisario llegó a Oriente en 541, pero, tras algunos éxitos, fue
llamado de nuevo a Constantinopla en 542. Los motivos de su llamada se
desconocen, aunque pudo haberse debido a que a la Corte imperial llegaron
rumores de deslealtad por su parte.43 El brote de una grave plaga causó una
decaída de las hostilidades en 543. Al año siguiente Costroes derrotó a un
ejército bizantino de 30 000 hombres,44 pero no tuvo éxito en el asedio de la
ciudad de Edessa. Ninguna de las partes logró avances, y en 545 se acordó una
tregua para la parte sur de la frontera romano-persa. La guerra en Lázica
continuó en el norte durante varios años, hasta que se acordó una segunda
tregua en 557, que continuaría con el acuerdo de paz de cincuenta años de 562.
En el tratado, los persas accedieron a abandonar Lázica a cambio de que el
Imperio bizantino abonara un tributo anual de 400 o 500 libras de oro (30 000
solidi).
Campañas contra el reino ostrogodo, segunda fase (541-554)
Mientras que el esfuerzo bélico se centraba en Oriente, la situación en
Italia empeoró. Los ostrogodos, dirigidos por los reyes Hildibaldo y Erarico
(ambos asesinados en 541) y, especialmente, por Totila, consiguieron rápidos
avances. Tras su victoria en la batalla de Faventia en 542, reconquistaron las
principales ciudades del sur de Italia, y pronto tuvieron en su control la
mayor parte de la península. Belisario fue enviado de vuelta a Italia a finales
de 544, pero carecía de tropas suficientes para dar la vuelta a la situación.
Al no lograr avances, fue retirado del mando en 548, aunque antes tuvo éxito en
una batalla marítima contra 200 naves godas. Durante este periodo la ciudad de
Roma cambió de manos en tres ocasiones más: primero fue tomada y despoblada por
los godos en diciembre de 546, después reconquistada por los bizantinos en 547,
y tomada finalmente por los godos en enero de 550. Totila también saqueó Sicilia
y atacó la costa griega.
Finalmente, Justiniano envió una fuerza de aproximadamente 35 000
hombres (2000 de los cuales fueron derivados a invadir el sur de la península
ibérica en manos de los Visigodos) bajo el mando de Narsés.46 El ejército llegó
a Rávena en junio de 552 y derrotó a los ostrogodos decisivamente en la batalla
de Mons Lactarius, en octubre de ese año, acabando con la resistencia goda. En
554 fue derrotada una invasión a gran escala de los francos en la batalla de
Casilino, que aseguró el control de Italia, aunque a Narsés le llevaría varios
años reducir los restantes puntos de resistencia góticos. Al final de la
guerra, Italia quedaba asegurada con una guarnición de 16 000 hombres,47
habiendo tenido la conquista un coste económico aproximado de unas 300 000
libras de oro.38
El precio de la conquista del reino ostrogodo quizá podría considerarse
excesivo. Se provocaron continuas campañas de desgaste, siendo víctima
principal la población itálica que sufrió la destrucción de su tejido social,
productivo, político y fue azotada por la peste. Los veinte años de lucha
aceleraron dramáticamente la transición al mundo medieval. Roma perdió su
entidad urbana y dejó de ser la ciudad por antonomasia del mundo mediterráneo.
La Pragmática Sanción de 554, mediante la cual Italia era reintegrada
al Imperio romano, ratificaba la situación de facto al otorgar a los obispos el
control de diversos aspectos de la vida civil (como la actividad de los jueces
civiles) y la administración de las ciudades, poniéndolos a cargo del
aprovisionamiento, la annona y los trabajos públicos, al tiempo que quedaban
exentos de la autoridad de los funcionarios imperiales.
Campañas contra el reino visigodo (552)
Tremís visigótico acuñado en nombre del emperador Justiniano I en el
siglo VII. Museo Británico.
Adicionalmente a las otras conquistas efectuadas, el imperio logró
establecer su presencia en una parte de la Hispania visigoda. Cuando el
usurpador Atanagildo solicitó ayuda en su guerra civil contra el rey Agila I,
Justiniano hizo llegar una fuerza de 2000 hombres que, según el historiador
Jordanes, eran comandadas por el prefecto del pretorio Liberio. Los
bizantinos tomaron Cartagena y otras ciudades de la costa sudeste, fundando la
nueva provincia de Spania que finalmente acordarían con Atanagildo, una vez
convertido en rey, habiendo sido decisiva la colaboración oriental para
decantar la guerra civil en el reino peninsular hispano a favor de aquel
candidato frente a Agila. Pero la compensación territorial nunca fue plataforma
para la conquista de la antigua Hispania, de hecho, las zonas concedidas en 552
comenzaron a menguar en las décadas siguientes, especialmente durante el reino
de Leovigildo, hasta su evaporación en el 624, en que los bizantinos fueron
definitivamente expulsados por el rey Suintila. No obstante, la conquista de la
provincia de Spania supuso el apogeo de la expansión del imperio bizantino en
el Mediterráneo.
Frente a los nómadas
Los eventos que tuvieron lugar a finales del reinado de Justiniano
demostraron que la propia Constantinopla no estaba a salvo de incursiones
bárbaras desde el norte, hasta el punto de que incluso el relativamente
benévolo historiador Menandro Protector se ve obligado a explicar la
incapacidad del emperador de proteger su capital sobre la base de la debilidad
de su cuerpo a una edad avanzada.50 En sus esfuerzos por renovar el Imperio
romano, Justiniano estiró peligrosamente sus recursos sin tener en cuenta las
realidades de la Europa del siglo VI.51 Paradójicamente, la gran escala de los
éxitos de Justiniano probablemente contribuyeron al posterior declive del
imperio.52
Los kotriguros llegaron a cruzar el Danubio helado por el invierno y
llegaron sin oposición hasta Tracia la cual saquearon. El caudillo Zabergán se
presentó en Constantinopla con sus fuerzas y Belisario tuvo que salir de su
retiro para liderar una contraofensiva que conjuró la amenaza.
Compilación justiniana[editar]
Artículo principal: Corpus iuris civilis
La majestad imperial conviene que no sólo esté honrada con las armas
sino también fortalecida por las leyes, para que en uno y otro tiempo, así el
de guerras como el de paz, puedan ser bien gobernados, y el principio romano
subsista vencedor no solamente en los combates con los enemigos (...) Y así
después de cincuenta libros del Digesto o de las Pandectas en que se recopiló
todo ese derecho antiguo y los cuales hicimos valiéndonos del mismo Triboniano
(...), mandamos que las mismas Instituciones se dividiesen en estos cuatro
libros, para que constituyan los primeros elementos de toda la ciencia del
derecho...
Instituta de Justiniano; Proemio; «Imperatoriam Majestatem»53
Díptico Barberini, que se cree que representa a Justiniano o a
Anastasio I.
Justiniano obtuvo gran fama a raíz de sus reformas legislativas, y en
especial a raíz de la revisión y compilación de todo el Derecho romano.54
Partiendo de la premisa de que la existencia de una comunidad política se
fundaba en las armas y las leyes, Justiniano prestó especial atención a la
legislación y pasó a la posteridad por ser el inspirador del Corpus iuris
civilis. La intención de este código era recopilar una serie de leyes de la
jurisdicción romana y armonizarla todo lo posible con la cristiana a fin de crear
un Imperio homogéneo. Su pensamiento circundó, durante toda su actividad como
emperador, en la idea del poder imperial sustentado por la gracia divina, es
decir que el emperador era el representante de Dios sobre la Tierra.
La monumental compilación del derecho romano realizada al inicio del
reinado del Emperador (años 528 a 534) en lengua predominantemente latina
concluye la evolución jurídica del derecho de Roma. Sobre ella se efectuarán
los renacidos estudios romanísticos, a partir del siglo XI, y se fundará la
recepción del derecho romano en los países greco-latinos y en Alemania.
La totalidad de la obra legislativa de Justiniano se conoce hoy en día
como el Corpus iuris civilis. Está compuesto por el Codex Iustinianus, el
Digesto o Pandectas, las Institutas, y las Novellae.
Las Institutas de Justiniano serán la conclusión de reiterados intentos
previos en reunir el derecho vigente en un cuerpo legal, recogiendo tanto las
leges como los iura. Colaborarán en tal emprendimiento las escuelas de Berito y
Constantinopla, a través de juristas integrantes de ellas.55
Código[editar]
Por la constitución Haec Quae Necessario, del 13 de febrero del 528, el
emperador Justiniano nombra una comisión a la que le encarga realizar un
código, utilizando los anteriores (Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano) así
como también las constituciones posteriores.
Tenían la facultad de modificar las constituciones reuniendo varias en
una, o dividiéndolas conforme las materias, según hubieran sido derogadas, o no
respondieran a las necesidades. La tarea fue breve y se publicó el Código el 9
de abril del año 529 (constitución Summa Reipublicae) y entrando en vigencia
siete días después. No obstante, cinco años más tarde fue modificado, por haber
quedado anticuada la primera recopilación de las leyes.
El código del 529 es conocido como Codex Verus. El nuevo código (Codex
Novis o Codex Iustinianus Repetitae Praelectionis) está dividido en 12 libros,
los que a su vez, se subdividen en títulos. Algunas constituciones están
redactadas en griego, siendo la más antigua la del emperador Adriano.
El primer libro trata de derecho eclesiástico y público en general; del
segundo al octavo de derecho privado; el noveno de derecho penal y el
procedimiento correspondiente; los últimos de derecho administrativo.
Al sancionarse el código del año 529, se dispuso la prohibición de
recurrir a códigos y novelas anteriores. Así en la constitución Códice
confirmando, Justiniano dispone:
Prohibimos a los que pleitean y a los abogados bajo pena de hacerse
culpables de falsedad, el que citen otras constituciones que las insertas en
nuestro código, y que las citen de otra manera que en la que en él se
encuentran; la invocación de esas constituciones, añadiendo a ellas las obras
de los antiguos intérpretes del derecho, debe bastar para resolver todos los
pleitos, aunque carezcan de fecha, o no hayan sido en otro tiempo más que
rescriptos particulares.
Digesto o Pandectas
De las diferentes partes que componen el Corpus iuris civilis, el
Digesto resultaría ser la única sin precedentes, como lo señalaría el propio
Justiniano.
Una vez publicado el primer código, a través de una serie de
constituciones, el Emperador ordenó el Digesto. El 15 de diciembre del 530, por
la constitución Deo Auctore se autoriza al cuestor Triboniano para que organice
una comisión para encarar dicha tarea. La obra monumental fue concluida el 30
de diciembre del 533.
Para ello debían redactar un cuerpo legal que contuviera la obra de los
jurisprudentes (iura). Surgiría así el Digesto, palabra latina que significa
que de lo que se haya ubicado metódicamente, o Pandectas, de etimología griega,
significa lo que comprende todo.
Más al proceder al examen de todo el material nos comunicó la
mencionada excelencia (Triboniano) que los antiguos habían escrito casi 2.000
libros, que abarcaban más de 3 millones de líneas que era necesario leer y
atentamente indagar por entero, para elegir lo mejor de todos ellos (...).
Justiniano
La obra se integra con 50 libros; cada libro está dividido en títulos
(salvo los número 30, 31 y 32), subdivididos en fragmentos y a su vez en
parágrafos.
Dos tercios de los fragmentos contenidos en el Digesto pertenecen a los
juristas de la ley de citas (Gayo, Ulpiano, Paulo, Papiniano y Modestino). De
éstos, la mayor parte pertenece a Paulo. De otros siete juristas emanan una
cuarta parte de los Iura (Cervidio Seavola, Juliano, Marciano, Pomponio,
Jaboleno, Africano y Marcelo). El resto de la obra se reparte en opiniones de
otros 27 juristas (como Celso, Florentino, Labeón, Neracio, Próculo, Sabino,
entre otros).
Institutas
Es un tratado elemental de derecho destinado a la enseñanza dirigida a
la juventud ávida de estudiar leyes. Esta obra debía allanar las dificultades
que por el volumen y la complejidad del Digesto impedían el estudio de las
instituciones jurídicas, directamente de las Pandectas. Reemplazando obras
utilizadas por entonces, especialmente las Institutas de Gayo.
Antes de concluirse el Digesto, la comisión dio término a la tarea que
fue publicada el 21 de noviembre de 533, mediante la constitución Imperatoriam
Maiestatem. Por la constitución Tanta, junto al Digesto, se estableció la
vigencia de las Institutas a partir del 30 de diciembre de 533.
Para las Institutas se basaron en obras elementales de la jurídica
clásica y postclásica como las Institutas de Gayo, las de Marciano, Ulpiano y
Florentino.
Su contenido era obligatorio para los ciudadanos romanos y resulta ser
fuente real de derecho.
Están divididas en cuatro libros, abordando los temas esenciales del
arte jurídico: las personas, las cosas y las acciones.
Novellae Constitutiones
En la Edad Media se comenzó a incluir, como integrando el Corpus iuris
civilis un cuerpo legislativo comprensivo de una serie de constituciones
dictadas con posterioridad a los códigos (Vetus y Novis) las Quinquaginta
decisiones, el Digesto y las Institutas.
Comprende la obra legislativa de Justiniano a partir de 534 hasta su
muerte en el año 565, la mayoría en griego y algunas en latín. Abarcaban
diferentes materias, siendo escasas las referidas a derecho privado. Y fueron
publicadas con carácter privado por algunos autores con el nombre de Novelles o
Novellae leges (Nuevas leyes).
Cabe destacar que en vida del Emperador, no hubo recopilación oficial
limitándose al Cuestor de palacio a registrarlas para ser publicadas
periódicamente.
• Alrededor del año
535 aparece una colección conocida como Epitome Juliani, por ser atribuida a
Juliano, profesor de derecho de Constantinopla. En esta colección se hallan 124
constituciones en latín, reduciéndose a 122 por repetición de dos de ellas.
Incluye las constituciones dictadas entre los años 535 y 555.
• En el año 556 se
conoce una segunda colección, con autor desconocido, de 134 constituciones en
latín, conocida como las Auténticas.
• La Colección griega,
concentra en su idioma original Novelas tanto griegas como latinas. Habría sido
realizada en el 578 y la integran 158 novelas de Justiniano y otros emperadores
posteriores como Justino II y Tiberio II. Cuando en ésta colección aparecen un
grupo de 13 Novelas de Justiniano incorporadas como apéndice son conocidas como
Edicta Justiniani.
• Otra obra fue
conocida por la llegada de juristas bizantinos y manuscritos griegos, una vez
caído el Imperio Oriental. Con 168 constituciones tenía su origen en
Constantinopla.
• Juan Antioqueno (El
Escolástico, patriarca de Constantinopla) realizó una colección de cánones
extraídos de las Sagradas Escrituras, la patrística, los concilios y sínodos.
Luego de la muerte de Justiniano y antes del 578 correlacionó su obra con las
disposiciones de las Novelas de Justiniano.55
Política religiosa
La política religiosa de Justiniano reflejó la convicción imperial en
que la unidad del Imperio presuponía necesariamente la unidad de fe; y ello significaba
indudablemente que esta fe sólo podía ser la ortodoxa. Justiniano veía la
ortodoxia de la religión imperial amenazada por diversas corrientes religiosas,
y especialmente por el monofisismo, que tenía muchos adeptos en las provincias
orientales de Siria y Egipto. La doctrina monofisista había sido condenada como
una herejía por el Concilio de Calcedonia de 451, y las políticas tolerantes
contra esta corriente del emperador Zenón y Anastasio I habían sido una fuente
de tensión en la relación del imperio con los obispos de Roma. Justino revirtió
la tendencia, confirmando la doctrina de Calcedonia, y condenando abiertamente
a los monofisistas. Justiniano continuó esta política, e intentó imponer la
unidad religiosa a sus súbditos mediante compromisos doctrinales que pudieran
ser válidos para todos, política que se demostró inútil al no satisfacer a
ninguna de las partes implicadas.
Hacia finales de su vida, Justiniano se inclinó todavía más hacia la
doctrina monofisista, especialmente en su corriente del aftartodocetismo, pero
murió antes de promulgar ningún tipo de legislación que pudiera elevar sus
enseñanzas al estatus de dogma. La emperatriz Teodora simpatizó desde el
principio con los monofisistas y se dice que pudo haber sido una fuente
constante de intrigas promonofisistas en la corte imperial durante los primeros
años. En el curso de su reinado, Justiniano, que tenía un genuino interés en
temas teológicos, llegó a escribir diversos tratados en la materia.56
Política eclesiástica[editar]
Imagen de Justiniano I en una moneda de la época.
Al igual que en lo relacionado con la administración secular, el
despotismo imperial pasó también a la política eclesiástica de Justiniano, que
reguló absolutamente todo lo relacionado con la religión imperial.
En los primeros años de su reinado, Justiniano consideró apropiado
promulgar por ley la creencia de la Iglesia en la Trinidad y en la Encarnación,
amenazando a los herejes con las correspondientes penas;57 mientras que
declaraba que intentaba evitar que los que buscaran perturbar la ortodoxia
cristiana tuvieran oportunidad de hacerlo a través del correspondiente proceso
legal.58 Hizo del Credo Niceno el único símbolo de la Iglesia,59 y dotó de
fuerza de ley a los cánones de los cuatro concilios ecuménicos.60 Los obispos
que atendieron al Segundo Concilio de Constantinopla de 553 reconocieron que
nada podía hacerse en la Iglesia que pudiera ser contrario al deseo o a las
órdenes del emperador;61 mientras que, por su parte, el emperador, en el caso
del Patriarca Antimo I de Constantinopla, reforzó esta prohibición con una
proscripción temporal.62 Justiniano protegía la pureza de la Iglesia eliminando
la herejía, y no dejó pasar ninguna oportundiad para asegurar los derechos de
la Iglesia y del clero, y proteger u extender el monasticismo. Garantizó a los
monjes el derecho a heredar la propiedad de ciudadanos privados y el derecho a
recibir regalos anuales del tesoro imperial o incluso de los impuestos de
determinadas provincias, prohibiendo por ley la confiscación de los bienes
monásticos.
Aunque el carácter despótico de sus medidas resulta contrario a las
sensibilidades modernas, fue de hecho un importante protector de la Iglesia.
Tanto en el Codex como en las Novellae aparecen numerosas normas regulando las
donaciones, fundaciones y la administración de la propiedad eclesiástica, la
elección y derechos de obispos, curas y abades, la vida monástica, las
obligaciones del clero, la forma del servicio litúrgico, la jurisdicción
episcopal, y un largo etcétera. Justiniano también reconstruyó la iglesia de
Santa Sofía, que se convirtió en el centro y en el monumento más visible de
la Iglesia ortodoxa de Constantinopla.
Relación con Roma
Desde mediados del siglo V en adelante, los emperadores de oriente se
enfrentaron en labores cada vez más arduas en materia eclesiástica. Por un
lado, los radicales de ambos bandos se sentían siempre rechazados por el credo
adoptado en el Concilio de Calcedonia para defender la doctrina bíblica de
Cristo y para establecer puentes entre los distintos dogmas. La carta del papa
León I a Flaviano de Constantinopla fue considerada en Oriente como una obra de
Satán, haciendo que la población dejara de sentir apego por la Iglesia romana.
Los emperadores, sin embargo, mantenían una política conciliadora, buscando
preservar la unidad entre Constantinopla y Roma, lo cual era posible siempre y
cuando no se apartasen de la línea definida en Calcedonia. El problema se
acentuó debido a que en oriente los grupos que disentían de las decisiones del Concilio
excedían de sus defensores, tanto en número como en habilidad intelectual. La
tensión por la incompatibilidad de ambos credos fue creciente: los que elegían
el credo romano occidental debían renunciar al oriental, y viceversa.
Díptico consular en el que figura el nombre completo de Justiniano
(Constantinopla 521).
Justiniano entró en política eclesiástica poco después de la ascensión
de su tío al poder en 518, poniendo fin al cismamonofisita que había
prevalecido entre Roma y Constantinopla desde 483. El reconocimiento de la
Santa Sede como la más alta autoridad eclesiástica64 se mantuvo como la piedra
principal de su política occidental, si bien Justiniano se vio en cualquier
caso lo suficientemente libre como para adoptar posturas despóticas en relación
a algunos papas como Silverio o Vigilio. Aunque no se lograría nunca un
compromiso dogmático, sus esfuerzos sinceros en la búsqueda de la
reconciliación le ganaron la aprobación del principal cuerpo de la Iglesia. Una
prueba es el caso de su actitud frente a la controversia del teopasquismo: En
un principio opinaba que la cuestión se centraba en una mera cuestión
semántica. Poco a poco, sin embargo, Justiniano se dio cuenta que la fórmula en
cuestión no sólo parecía ortodoxa, sino que podía servir como medida de
conciliación hacia los monofisitas, e hizo un intento, que resultaría en vano,
de utilizarlo en una conferencia religiosa con los seguidores de Severo de
Antioquía en 533.
De nuevo, Justiniano centró su apoyo en el edicto religioso de 15 de marzo
de 533, y se felicitó de obtener del papa Juan IIuna admisión de la ortodoxia
de la confesión imperial. El principal error que cometió en un principio por
su connivencia en una persecución de los obispos y monjes monofisitas,
consiguiendo la oposición popular de vastas regiones y provincias, fue
eventualmente remediado. Su principal objetivo fue ganar el apoyo de los
monofisitas, sin llegar a aceptar la fe calcedonia. Para muchos de los miembros
de la corte, sin embargo, Justiniano no fue tan lejos como debería haber ido:
Especialmente la emperatriz Teodora habría estado encantada de ver a los
monofisitas recibiendo sin reservas el favor imperial. Sin embargo, Justiniano
se vio limitado por las complicaciones que ello habría supuesto en occidente.
Con la condena de los Tres Capítulos Justiniano intentó satisfacer
tanto a oriente como a occidente, pero no logró satisfacer a ninguno. Aunque el
papa accedió a la condena, occidente creía que el emperador actuó de manera
contraria a los decretos de Calcedonia. Aunque muchos delegados surgieron en
Oriente apoyando a Justiniano, muchos otros, especialmente los monofisitas,
permanecieron insatisfechos.
Supresión de otras religiones
Justiniano fue uno de los primeros emperadores romanos en ilustrar sus
monedas con la cruz en el anverso.
La política religiosa de Justiniano reflejaba la convicción imperial de
que la unidad del Imperio presuponía incondicionalmente una unidad de fe, y que
esta fe tan sólo podía ser la fe descrita en el credo niceno. Aquellos que
profesasen una fe distinta, sufrirían directamente el proceso iniciado en la
legislación imperial que comenzó durante el reinado de Constancio II. El
Codexrecogía dos leyes67 que decretaban la destrucción total del paganismo,
incluso en la vida privada, y sus disposiciones serían celosamente puestas en
práctica. Las fuentes contemporáneas como Juan Malalas, Teófanes de Bizancio o
Juan de Éfesorefieren graves persecuciones contra los no cristianos, incluso de
personas en las alto estatus social.
Quizá el evento más llamativo tuvo lugar en 529 cuando la Academia de
Atenas, fundada por Platón, y que funcionaba desde 362 a. C. pasó a estar bajo
control estatal por orden de Justiniano, consiguiendo así la extinción real de
esta escuela de pensamiento helenista. El paganismo sería activamente
reprimido: solo en Asia Menor, Juan de Éfeso afirma haber convertido a 70 000
paganos.68 También otros pueblos bárbaros aceptaron el cristianismo: los
hérulos,69 los hunos que habitaban junto al río Don, los abasgios71 y los
tzani en el Cáucaso.72
El culto de Amón en Áugila en el desierto libio, fue prohibido, de
igual modo que los restos del culto a Isis en la isla de File, junto a la
primera catarata del Nilo.74 El presbítero Julián y el obispo Longino dirigieron
una misión a la tierra de los nabateos, y Justiniano trató de reforzar el
cristianismo en Yemen, enviando allí a un obispo de Egipto.
También los judíos sufrieron estas medidas, viendo restringidos sus
derechos civiles, y amenazados sus privilegios religiosos.79 Justiniano
interfirió en los asuntos internos de la sinagoga e intentó que los judíos
utilizaran la biblia Septuaginta, en griego en lugar de hebreo, en las
sinagogas de Constantinopla.81 A aquellos que se opusiesen a estas medidas se les
amenazaba con castigos corporales, el exilio y la pérdida de sus propiedades.
Los judíos de Borium, cerca de la Gran Sirte, que habían opuesto resistencia a
Belisario durante su campaña contra los vándalos, tuvieron que convertirse al
cristianismo y su sinagoga fue transformada en una iglesia.
El emperador se encontró con una mayor resistencia entre los
samaritanos, que resultaron más refractarios a la imposición del cristianismo y
se rebelaron repetidas veces. Justiniano les hizo frente con rigurosos edictos,
pero no pudo evitar que a finales de su reinado se produjesen hostilidades
contra los cristianos en Samaría. La política de Justiniano también suponía la
persecución de los maniqueos, que sufrieron el exilio y la amenaza de pena de
muerte.78 En Constantinopla, en una ocasión, cierto número de maniqueos fueron
juzgados y ejecutados en presencia del propio emperador: algunos quemados y
otros ahogados.
Arquitectura, educación, arte y literatura
Justiniano fue un prolífico constructor, y el historiador Procopio da
testimonio de sus actividades en esta área de gobierno. Bajo su gobierno se
terminó la construcción de la iglesia de San Vital de Rávena en Rávena, en la
que aparecen dos famosos mosaicos en los que se representa a Justiniano y a Teodora. Su obra, sin embargo, más famosa, sería la reconstrucción de la basílica de
Santa Sofía, que había sido destruida en los incendios de los disturbios de
Niká. Su reconstrucción, realizada bajo un plan completamente distinto, fue
realizada bajo la supervisión de los arquitectos Isidoro de Mileto y Antemio de
Tralles. El historiador bizantino Procopio de Cesarea describió la construcción
del templo en su obra Sobre los edificios —latín: De aedificiis; griego: Peri
ktismatōn—. Se emplearon más de diez mil personas para la construcción., y el
emperador hizo traer material procedente de todo el imperio, como las columnas
helenísticas del templo de Artemisa en Éfeso, grandes piedras de las canteras
de pórfido de Egipto, mármol verde de Tesalia, piedra negra de la región del
Bósforo y piedra amarilla de Siria. Según Procopio, Justiniano afirmó, a la
terminación del edificio, la frase "Salomón, te he superado", en
alusión a la construcción del templo de Jerusalén. Esta nueva catedral, con su
magnífica gran nave llena de mosaicos, se convirtió en el centro de la
cristiandad oriental durante siglos.
Justiniano también reconstruyó otra prominente iglesia de la capital,
la iglesia de los Santos Apóstoles, que se encontraba en un pobre estado hacia
finales del siglo V. Los trabajos de embellecimiento de la ciudad, sin
embargo, no se limitaron a las iglesias: las excavaciones realizadas en el
lugar en el que se encontraba el Gran Palacio de Constantinopla han sacado a la
luz varios mosaicos de gran calidad que datan de la época de Justiniano, y se
erigió una columna sobre la que se colocó una estatua en bronce de Justiniano
en el Augustaeum, en Constantinopla, en 543. Es posible que la rivalidad con
otros patronos de la ciudad y con algunos aristócratas romanos exiliados (como
Anicia Juliana) pudiera haber impulsado las actividades constructivas de
Justiniano en la capital, como medio para fortalecer el prestigio de su propia
dinastía.
En lo relativo a las construcciones de carácter militar, Justiniano
reforzó las fronteras africanas del imperio con nuevas fortificaciones, y
aseguró el suministro de agua a la capital a través de la construcción de
cisternas subterráneas. Para evitar inundaciones en la estratégica región de
Dara construyó una avanzada presa de arco. También se construyó durante su
reinado el gran puente de Sangario en Bitinia, que serviría como principal paso
de suministros militares hacia oriente. Justiniano también restauró ciudades
dañadas por terremotos y por guerras, y construyó una nueva ciudad cerca de su
lugar de nacimiento que nombraría Justiniana Prima, con la finalidad de que
sustituyese a Tesalónica como centro político y religioso de la Prefectura de
Iliria. En la era de Justiniano, y en parte bajo su patronazgo, surgieron
varios historiadores notorios en la cultura bizantina, incluyendo a Procopio y
Agatías, y poetas como Pablo Silenciario y Romano el Mélodo florecieron durante
su reinado. Por otro lado, importantes centros educativos tales como la
Academia de Platón en Atenas o la famosa escuela de leyes de Beirut perdieron
su importancia durante su reinado. A pesar de la pasión de Justiniano por el
pasado romano, la práctica de la elección de un cónsul romano terminó a partir
del año 541.
Economía y administración
Moneda de oro de Justiniano I (527-565) excavada en India,
probablemente en el sur. Se trata de un ejemplo del comercio indo-romano
durante el periodo. Al igual que había ocurrido históricamente, la salud económica del
imperio estaba basada esencialmente en la agricultura. El comercio a larga
distancia floreció, llegando tan al norte como Cornwall en dónde el estaño era
intercambiado por trigo romano. Justiniano hizo este tráfico más eficiente
construyendo un gran granero en la isla de Ténedos para almacenamiento y
posterior transporte a Constantinopla. Justiniano también intentó encontrar
nuevas rutas para el comercio con oriente, que se estaba viendo muy perjudicado
por las guerras contra los persas.
Un importante producto de lujo era la seda, que era importada y luego
procesada en el imperio. A fin de proteger la fabricación de productos de seda,
Justiniano creó un monopolio estatal en 541.91 Para conseguir evitar la ruta a
través de Persia, Justiniano estableció relaciones de amistad con el reino de
Aksum, que pretendía que actuaran como mediadores de comercio para la seda que
se transportaba desde la India hacia el imperio. Estos fueron sin embargo
incapaces de competir con los mercaderes persas en India. Más tarde, a
comienzos de la década de 550, dos monjes tuvieron éxito en sacar de
contrabando huevos de gusano de la seda desde Asia Central hasta
Constantinopla, lo que permitió que la seda se convirtiese en un producto de
fabricación nacional.
Escena de la vida diaria en un mosaico del Gran Palacio de
Constantinopla, comienzos del siglo VI.
A comienzos del reinado de Justiniano I, el estado contaba con un
superávit de 28 800 000 solidiprocedente de los reinados de Anastasio I y de
Justino I.38 Bajo el gobierno de Justiniano se tomaron medidas para
contrarrestar la corrupción en las provincias y para hacer más eficiente el
cobro de impuestos. Se otorgó mayor poder administrativo a los líderes de las
prefecturas y de las provincias, mientras que se retiraba el poder de los
vicarios de las diócesis, de las cuales algunas fueron incluso eliminadas. El
movimiento general buscaba una simplificación de la infraestructura
administrativa.95 Según el historiador Peter Brown (1971), la
profesionalización de la recaudación de impuestos hizo mucho para destruir las
estructuras tradicionales de la vida provinciana, puesto que debilitaba la
autonomía de los consejos de las ciudades griegas.96 Se ha estimado que antes
de las conquistas de Justiniano el estado recibía unos ingresos anuales de 5
000 000 de solidi, mientras que después de ellas los ingresos anuales se
incrementaron hasta los 6 000 000 de solidi.
A lo largo del reinado de Justiniano, las ciudades y pueblos de oriente
prosperaron, pese a que Antioquía sufrió dos terremotos (526, 528) y fue
saqueada y evacuada en la guerra contra los persas (540). Justiniano
reconstruyó la ciudad, aunque en una escala ligeramente más pequeña.
Pese a todas estas medidas, el imperio sufrió graves reveses en el
curso del siglo VI. El principal de ellos fue la grave plaga que duró entre 541
y 543 y diezmó la población del Imperio, probablemente creando una grave
escasez de mano de obra y el incremento de los costes. La falta de mano de
obra también llevó a un significativo incremento en el número de reclutas
"bárbaros" que se incorporaron al ejército bizantino tras esas
fechas. La guerra en Italia y las guerras contra los persas supusieron un importante
peso sobre los recursos del Imperio, y Justiniano fue criticado por dar una
menor importancia a occidente que a oriente, a la que dio una importancia
militar mucho mayor.
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